Pero llegué a la conclusión de que en esta vida no hay elección. No sabes las consecuencias que puede tener algo, ni tampoco sabes lo que se te puede venir encima, tampoco puedes elegir donde naces, ni donde vives, ni con quien. Tampoco puedes saber si lo que está sucediendo en tu vida viene de pasada o ha decidido quedarse una temporada.
Es en ese pequeño momento cuando sucede todo. Cuando te das cuenta de lo que no echabas de menos y lo que estás empezando a echar de menos. Cuando sabes que no volverás a pasar momentos mágicas como los que vivias. Que por más que intentes en no pensar en el pasado, el pasado se vuelca ante tí.
Y es que no puedes intentar tener una nueva vida. No puedes no pensar en el pasado. No puedes no recordar momentos.. no puedes hacerlo.
Es entonces cuando sabes que hay cosas en la vida que no están echas para tí...Pequeñas cosas que por cualquier motivo se cruzan en tu camino y aún sabiendo que no son para tí, las pierdes.
Después de perderlas...ya sabes como es el final de la catástrofe. Un final que quizá nunca te hubieras imaginado. Pero lo que quizá no te hubieras imaginado es que después de ese final la historia no termina. Aparecen pequeñas piedras en el camino que hacen que el final no consiga tener su punto y final.
